Los primeros estudios epidemiológicos descriptivos de Esclerosis Múltiple (EM) mostraron una distribución irregular, con mayor frecuencia a medida que nos alejamos del ecuador en ambos hemisferios (gradiente latitudinal). Se catalogaron como zonas de alto riesgo: el norte de Europa, norte de Estados Unidos y Canadá; zonas de riesgo medio: norte de Australia y sur de Europa y de Estados Unidos, y zonas de riesgo bajo: Asia, África y América central y del sur. Esta particular distribución permitió establecer hipótesis en las que se relacionaba el riesgo a padecer la enfermedad con factores geográficos, ambientales y genéticos que hoy en día siguen en debate.
Los estudios epidemiológicos más recientes apuntan a un aumentando el número de nuevos diagnósticos de la enfermedad a nivel global y específicamente en mujeres (incremento del ratio mujer-varón). Por otro lado, existen determinadas zonas que no responden al patrón latitudinal clásico, como en Europa donde, por ejemplo, se han visto niveles similares de enfermedad en latitudes dispersas como Cerdeña y Noruega.
En el momento actual el estudio de la epidemiología de la EM supone un reto y una gran oportunidad para poder objetivar si hay un aumento y un cambio en la distribución de la enfermedad o es un artefacto de las mejores técnicas diagnósticas y del aumento de estudios epidemiológicos en zonas anteriormente no estudiadas.